La vida es un viaje - No lleves mucho equipaje contigo

Antes de viajar preparo mi valija y pienso en lo que quiero empacar todo. ¿Qué necesito necesariamente? Al final, agrego esto y aquello porque pienso que quizás podría necesitarlo. Parece que no voy a viajar una semana, sino un mes. Llevo la maleta pesada al auto y comenzamos a conducir. Al regresar del viaje, me doy cuenta de que no necesité mucho de lo que tenia conmigo y que mejor lo hubiera dejado en casa.
¿Te sientes de esa manera a veces?
En el sentido figurado, a menudo llevamos cargas en nuestras cabezas y corazones que no necesitaríamos llevar en absoluto. Las piezas de equipaje de las cargas internas pueden incluir lo siguiente: propia culpa, insatisfacción, tristeza, preocupación, miedo, soledad, duda y mucho más. Remolque de mucho equipaje pesa mucho y te hace cansado a la larga.
Pero hay buenas noticias. Hay alguien que tomará nuestras cargas y las dejará: Jesús

Él dice: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11.28
Él es quien libera nuestros corazones y soporta nuestras cargas. Al ponerle todo lo que nos oprime, creamos un nuevo espacio en nuestros corazones. Jesús puede llenar a este espacio a con su descanso. Él nos dará paz. Si confiamos en él, nuestra alma se asentará. No tenemos que cargar solo, Jesús está con nosotros y nos ayuda.

Si llevamos demasiado con nosotros, no somos libres. Estamos tan ocupados llevando nuestras bolsas que no tenemos fuerzas para otros. No podemos ayudar a nadie a llevar cargas cuando nos cargamos nosotros mismos.

Por el bien de los que te aman- viaja con equipaje liviano.
Por el amor de Dios, que quiere emplearte - viaja con equipaje liviano.
Y para tu propia alegría- viaja con equipaje liviano.
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 1 Pedro, 5,7

¿Qué pesa actualmente sobre ti en tu situación de vida?
No importa lo que sea, deposítalo en la cruz de Jesús:
“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4,7

Ulrike Puintner